15 de Agosto de 2025 | Medellín, Antioquia | Cristin Serrano, Periodismo UCN

La madrugada en Valledupar tiene un encanto distinto cuando el viaje comienza con una promesa: llegar juntos al mar. Desde el Parque de la Gobernación, entre banderas que ondeaban con la brisa cálida del valle, comenzó la primera etapa de la Ruta al Mar, edición especial del Gran Fondo Esperanza sobre Ruedas, impulsada por el Departamento de Salud de la Unión Colombiana del Norte.

Ciclistas de todo el país parten desde el Parque de la Gobernación de Valledupar en la primera etapa de la Ruta al Mar. Créditos: Hope Media Colombia

Aproximadamente setenta ciclistas, escoltados por una caravana de vehículos de apoyo, comenzaron a avanzar por la carretera que conecta Valledupar con Bosconia. Rectas interminables, poca sombra para refugiarse y el calor que, incluso tan temprano, ya se hacía sentir. Winner Anacona, ciclista profesional y campeón de etapas en el World Tour, marcaba el ritmo al frente del grupo. Para muchos, seguir ese paso era un desafío; poco a poco, el pelotón se fue estirando hasta que cada quien encontró su propio ritmo, rodando en pequeños grupos, en pareja o en solitario, luchando contra sí mismos.

Dentro de todas las historias que conforman este pelotón, una llamaba la atención: la de José Luis Pérez y su hijo Jonathan. José Luis, con más de seis décadas de vida, es un hombre de porte firme y condición física admirable. Aunque vive con una condición de salud que requiere cuidados constantes, conserva una fortaleza y resistencia que muchos jóvenes quisieran.

—La bicicleta ha sido siempre parte de nuestra vida —cuenta con voz serena—. Es un deporte que nos ha unido como familia. Desde pequeño, Jonathan me acompañaba y hoy es él quien muchas veces me espera en la meta.

Jonathan sonríe al escucharlo.
—Creo que lo que más me inspira es ver que mi papá no se rinde. Esto no es solo pedalear, es compartir, aprender de él y saber que cuidarse es también heredar buenos hábitos.

José Luis Pérez y su hijo Jonathan, dos generaciones unidas por el ciclismo y la pasión por la vida saludable. Créditos: Hope Media Colombia

Verlos rodar juntos es presenciar una lección viviente de disciplina, amor familiar y la conciencia de que la salud se cultiva con las decisiones que tomamos día a día. José Luis recuerda que, desde joven, soñaba con ser ciclista profesional. La vida tomó otros rumbos, pero nunca dejó de pedalear. Hoy, sobre la bicicleta y acompañado de su hijo, siente que, de alguna forma, está cumpliendo aquel anhelo que lo acompañó desde sus primeros paseos en dos ruedas.

Antes de entrar a Bosconia, un carro de bomberos esperaba para sumarse a la caravana. Con sirenas y escolta de la Policía, guiaron el ingreso del grupo, despertando la curiosidad de quienes, desde la calle, se preguntaban quiénes eran y por qué ruedan juntos. Esa curiosidad, precisamente, es la puerta que Esperanza sobre Ruedas abre para hablar de salud, vida activa y fe.

 Bomberos locales acompañando a los ciclistas en su llegada a Bosconia. Créditos: Hope Media Colombia

Entre los ciclistas, algunos rostros se reconocen de ediciones anteriores. La experiencia compartida en kilómetros ha tejido un grupo de confianza que, año tras año, vuelve a encontrarse sobre la bicicleta. Otros, como José Luis y Jonathan, viven su primera etapa, pero ya sienten que forman parte de una familia que rueda con un mismo propósito.

En esta ocasión, la Asociación de la Costa Atlántica aceptó el reto de recibir la edición en su territorio, siendo anfitriona de un recorrido que, desde las aguas del río Guatapurí en Valledupar, se extiende hasta llegar a Barranquilla, donde el recorrido culminará junto al malecón, cerca del punto donde el río Magdalena entrega sus aguas al mar.

La primera etapa quedó atrás, pero la carretera sigue abierta. Mañana, nuevos paisajes y nuevas historias seguirán acompañando este viaje hacia el mar.

Crónica por: Diego Enrique García






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